Así es, no quiero que me contrates. Y siendo todavía más honesto contigo, estoy lejos de ser un gran diseñador. No voy a poder garantizarte que tu nueva marca destaque sobre tu competencia y que tus clientes hagan cola para contratar tus servicios o comprar tus productos gracias a la rebosante creatividad que emanará el diseño que haré para ti.
Si buscas eso, yo no soy el profesional adecuado para ti. Ese profesional que buscas seguramente esté posicionado en las dos o tres primeras páginas de búsqueda de Google. ¡Ves! he aquí una prueba de lo malo que soy haciendo mi trabajo. ¿Cómo te voy a decir que posicionare el tuyo cuando roza el milagro que tú me hayas encontrado?
Si lo piensas tiene todo el sentido del mundo. ¿Para que te vas a gastar una cantidad de dinero comedida en contratar mis servicios teniendo la posibilidad de gastarte el equivalente a un coche nuevo en otros estudios de diseño? Además, mira, te voy a hacer una lista de las cosas que yo no voy a hacer para ti con el fin de justificarte mi trabajo:
- No voy a hacerte un informe de tu competencia en el mercado.
- No voy a presentarte una tesis doctoral para justificarte que la tipografía que decido usar es la correcta ateniéndome a la esencia de tu proyecto y al ciclo lunar actual.
- No voy a hacerte una guía interminable de cómo aplicar tu imagen de marca.
- No voy hacer un vídeo digno de Hollywood para presentarte tu nuevo logotipo.
- No voy a hacerte un millón de mockups (ejemplos) de cómo quedará tu marca en tazas, mecheros, bolis, parasoles, patitos de goma, etc.
- No voy a imponerte el diseño que yo quiera.
Obviamente, lo escrito en los tres párrafos anteriores y en los puntos de arriba está plasmado con cierta ironía, pero desafortunadamente cuenta una realidad. Te explico.
Desde que comencé a diseñar me di cuenta de que en la mayoría de ocasiones, las presentaciones de los trabajos realizados por lo estudios superaban con creces las implementaciones de las marcas o diseños que las empresas hacían posteriormente. Nunca lo entendí, pero como era lo que veía, quería parecerme a eso y lo tomaba como ejemplo. Hasta que un día me cansé.
No estoy de acuerdo de que todo ese material que se crea como complemento al proyecto también salga del presupuesto del cliente. No veo lícito usar su propio dinero para convencerle de que lo que le presentamos es la mejor opción para él. Y creedme que muchos estudios y profesionales funcionan así.
Personalmente no creo todo ese material repujado para tratar de persuadir al cliente para que acepte mi propuesta. En mi caso prefiero usar las horas que estipulamos dentro del precio acordado para conseguir un resultado que le pueda satisfacer y que pueda aplicar de forma coherente. Y en mi opinión, es ahí donde le estás aportando un valor extra. ¿De verdad es necesario todo ese material de relleno? ¿De verdad lo va amortizar a lo largo de la vida de su proyecto o negocio? ¿De verdad todas las empresas y marcas respetan esas normas o guías? ¿Es necesario invertir tiempo y recursos en realizar un vídeo que en muchas ocasiones está por encima de las posibilidades de aplicación o de producción de la empresa que nos contrata? Para mí, la respuesta en la mayoría de de los casos es negativa.
Seguramente, si esto lo leyesen compañeros del sector lo criticarían basándose en el método, en la investigación, en la búsqueda de referencias, etc, etc, etc. Pero como ya os he comentado, afortunadamente soy tan malo posicionando mi web que nunca recibiré ningún comentario en esta publicación.
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